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El consejo, como siempre da una apariencia temporal de superioridad, nunca puede ser muy agradecido, ni siquiera cuando es muy necesario o muy juicioso. Pero por la misma razón todo el mundo está deseoso de instruir a sus vecinos. Ser sabio o ser virtuoso es comprar dignidad e importancia a un alto precio; pero cuando nada es necesario para elevarse sino la detección de las locuras o faltas de otros, ningún hombre es tan insensible a la voz de la fama como para quedarse en el suelo.