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Dios sabe que la codicia no desaparecerá. Tampoco lo harán el odio o el chovinismo. La naturaleza humana es testaruda. Pero no está fuera de control. Aunque no podamos desterrar nuestros impulsos más profundos, podemos moderarlos y reorientarlos.
Dios sabe que la codicia no desaparecerá. Tampoco lo harán el odio o el chovinismo. La naturaleza humana es testaruda. Pero no está fuera de control. Aunque no podamos desterrar nuestros impulsos más profundos, podemos moderarlos y reorientarlos.