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  • Si cuidas de ti mismo y caminas con integridad, puedes estar seguro de que Dios se ocupará de los que pecan contra ti. Sobre todo, no des lugar al pecado tú mismo, más bien reza por los que te persiguen. Dios convertirá un día tu persecución en alabanza.

    Warren W. Wiersbe (2011). “Prayer, Praise & Promises: A Daily Walk Through the Psalms”, p.22, Baker Books