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  • He llegado tan bajo que he pedido que me hospitalicen y que me hagan una narcosis profunda (dormir). No soporto estar despierto. El dolor es demasiado... Algo me ha pasado, esta chispa vital ha dejado de arder - ahora voy a una mesa y no digo ni una palabra, sólo me siento allí como un dodo. Normalmente soy el centro de atención, mantengo la conversación, - así que eso es deprimente en sí mismo. Es como si otra persona tomara el control, muy extraño. Lo más importante que digo es "buenas noches" y luego me callo.