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  • Las palabras verdaderas no son elocuentes; las palabras elocuentes no son verdaderas. Los hombres sabios no necesitan probar su punto; los hombres que necesitan probar su punto no son sabios. El Maestro no tiene posesiones. Cuanto más hace por los demás, más feliz es. Cuanto más da a los demás, más rico es. El Tao alimenta sin forzar. Al no dominar, el Maestro dirige.