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  • Fíjense cómo la gente puede sentarse durante horas y hablar entre sí, pero nos llaman a rezar y nos resulta muy difícil. ¿Por qué es así? 1) Falta de desesperación (darnos cuenta de nuestra dependencia de Dios), 2) Las luchas de la carne, 3) Falta de fe para creer no sólo que Dios nos escucha sino que actuará en nuestro favor.