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  • Cuando miro a cada uno de mis hermanos, veo dos cosas. Primero, veo el próximo lugar donde quiero dejar una roncha sonrosada. Segundo, veo a un buen hombre que siempre estará ahí, por muy dura que se ponga la vida para mí o para él. Entonces, me quito de en medio porque me doy cuenta de que viene hacia mí con un trapo de cocina mojado.