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  • Aunque la mayoría de la gente se pasa toda la vida siguiendo este impulso biológico (es decir, el impulso sexual), es sólo una ínfima parte de nuestro ser. . . . Si seguimos obsesionados con las semillas y los óvulos, estaremos casados con el fértil valle reproductivo de la Madre Misteriosa, pero no con su corazón inconmensurable y su mente omnisciente.