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[Aprendí... que los amigos son una buena fuente de alimento y de alma cuando uno aún no le ha cogido el truco a cocinar o a vivir (en lugar de morir) solo. Que nada -ni la bebida, ni el amor, ni el sexo, ni el trabajo, ni mudarse de un estado a otro- hará desaparecer el pasado. Sólo el tiempo y la paciencia curan las cosas. Aprendí que cortarse los brazos para intentar que el dolor pase del interior al exterior, del alma a la piel, es inútil. Que la muerte es una excusa. Probé todas estas cosas.