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El mundo, en efecto, es como un sueño y los tesoros del mundo son un espejismo seductor. Como las distancias aparentes en un cuadro, las cosas no tienen realidad en sí mismas, sino que son como bruma de calor.
El mundo, en efecto, es como un sueño y los tesoros del mundo son un espejismo seductor. Como las distancias aparentes en un cuadro, las cosas no tienen realidad en sí mismas, sino que son como bruma de calor.