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  • En el mundo del conocimiento, la Forma esencial del Bien es el límite de nuestras indagaciones, y apenas puede ser percibida; pero, cuando es percibida, no podemos dejar de concluir que es en todos los casos la fuente de todo lo que es brillante y bello -en el mundo visible dando nacimiento a la luz y a su maestro, y en el mundo intelectual dispensando, inmediatamente y con plena autoridad, la verdad y la razón- y que quien quiera actuar sabiamente, ya sea en privado o en público, debe poner esta Forma del Bien ante sus ojos.