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Podemos estar secos como el polvo, distraídos e insensibles a la presencia de Dios. Aun así, podemos rezar... y si hacemos el más mínimo gesto de disponibilidad, Él estará allí.
Podemos estar secos como el polvo, distraídos e insensibles a la presencia de Dios. Aun así, podemos rezar... y si hacemos el más mínimo gesto de disponibilidad, Él estará allí.