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  • Presta atención a la voz interior. . . . A veces, la voz de tu conciencia queda ahogada por el ruido de la multitud o por el aliento de las tentaciones. Y tu mente puede darle un giro egoísta, racionalizando que está bien desviarse de la ruta ética. Cuando nos encontramos con conflictos entre los "deberes" éticos y nuestros "deseos" egoístas, todos buscamos formas de engañar a nuestra conciencia. Pero hazle caso, porque es lo que más te conviene.