La mente quiere aterrizar, fijarse, mantener un concepto, pero la única forma de ser realmente libre es no fijarse. Eso forma parte de la verdadera madurez, y es una de las cosas más difíciles de superar para las personas espirituales que han tenido revelaciones verdaderas y poderosas: aceptar el grado de rendición necesario para soltar literalmente toda experiencia y toda autorreferencia. Incluso en las grandes revelaciones, casi siempre hay algo que quiere afirmar: "Yo soy esto". Cada vez que afirmas: "Yo soy esto", acabas de afirmar otra percepción sensorial, pensamiento, emoción o sentimiento.