-
La pobreza no puede aceptarse como pretexto y justificación de la explotación infantil. No explica la enorme demanda mundial, en muchos casos con clientes de países ricos que eluden sus leyes nacionales para explotar a niños en otros países. El turismo sexual ha extendido sus alas ilícitas y los pedófilos buscan a sus víctimas en todas las partes del mundo. El problema se ve agravado por las redes delictivas que se benefician del comercio de niños, y por la connivencia y la corrupción en muchos entornos nacionales.