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  • Ahora a los niños les encanta el lujo; tienen malos modales, desprecio por la autoridad; faltan al respeto a los mayores y les encanta charlar en lugar de hacer ejercicio. Los niños son ahora tiranos, no los sirvientes de sus hogares. Ya no se levantan cuando los mayores entran en la habitación. Contradicen a sus padres, parlotean en compañía, engullen manjares en la mesa, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros.