Nunca en mi vida he encontrado una religión tan opresiva, fría y rígida como el progresismo. Nunca he conocido una fe más deseosa de quemar herejes en la hoguera. Incluso un musulmán fundamentalista iraní se estremecería si se encontrara cara a cara con el rígido dogmatismo de un liberal occidental. Imagino que incluso un clérigo islámico de Arabia Saudí echaría un vistazo a cómo reaccionan los izquierdistas estadounidenses cuando alguien se desvía ligeramente de su ortodoxia establecida, y se diría a sí mismo: "tío, esta gente REALMENTE necesita relajarse".