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Las mejores personas suelen tener vidas terribles. Job es un ejemplo, y Jesús -el "Job" definitivo, el único sufridor verdadera y plenamente inocente- es otro.
Las mejores personas suelen tener vidas terribles. Job es un ejemplo, y Jesús -el "Job" definitivo, el único sufridor verdadera y plenamente inocente- es otro.