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Nadie emprende un oficio que no haya aprendido, ni siquiera el más mezquino; sin embargo, todo el mundo se cree suficientemente capacitado para el más duro de todos los oficios, el de gobernar.
Nadie emprende un oficio que no haya aprendido, ni siquiera el más mezquino; sin embargo, todo el mundo se cree suficientemente capacitado para el más duro de todos los oficios, el de gobernar.