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La excelencia es un proceso, no sólo un resultado. Claro que tenemos que exigir un alto nivel en los productos o servicios que ofrecemos. Los productos deben ser más que "suficientemente buenos". Pero también debe serlo nuestro enfoque, es decir, nuestra metodología, nuestra forma de hacer negocios y de tratar a la gente. ¿Cómo podríamos considerar excelentes los fines si no podemos estar orgullosos de los medios?