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  • Los ancianos llegaban literalmente a amar la tierra y se sentaban o reclinaban en el suelo con la sensación de estar cerca de un poder maternal. Era bueno para la piel tocar la tierra y a los ancianos les gustaba quitarse los mocasines y caminar con los pies descalzos sobre la tierra sagrada. Sus tipis se construían sobre la tierra y sus altares eran de tierra. Los pájaros que volaban por los aires se posaban en la tierra y ésta era el lugar de residencia final de todas las cosas que vivían y crecían. La tierra calmaba, fortalecía, limpiaba y curaba.

    Luther Standing Bear (2006). "Land of the Spotted Eagle", p.192, U of Nebraska Press