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Llevamos años diciéndole a Dios que salga de nuestras escuelas, que salga de nuestro gobierno y que salga de nuestras vidas. Y siendo el caballero que es, creo que se ha echado atrás tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé su bendición y su protección si le exigimos que nos deje en paz?