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Sea cual sea la religión de cada uno en su vida privada, para el titular del cargo nada tiene prioridad sobre su juramento de defender la Constitución y todas sus partes, incluida la Primera Enmienda y la estricta separación entre Iglesia y Estado.
Sea cual sea la religión de cada uno en su vida privada, para el titular del cargo nada tiene prioridad sobre su juramento de defender la Constitución y todas sus partes, incluida la Primera Enmienda y la estricta separación entre Iglesia y Estado.