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La clave es que si los datos económicos siguen siendo suaves, quizá ya no tengamos que preocuparnos mucho por los tipos de interés. Entonces tendremos que preocuparnos por los beneficios. Lo que nos dio un movimiento realmente fuerte en los precios de las acciones desde finales de mayo hasta hace unas dos semanas fue este gran optimismo de que tal vez los tipos de interés están tan altos. Eso nos dio un rally de alivio. Ahora la realidad se impone: si hemos visto lo peor en los tipos de interés, entonces hemos visto lo mejor en los beneficios.