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Debo decir que la respuesta al Katrina me ayuda a comprender mejor la situación en Irak. La mejor apuesta es que el presidente no sabe realmente lo que está ocurriendo allí, está aislado de la realidad, no tiene a nadie en su personal de alto nivel capaz de decirle lo que está ocurriendo realmente, y ha creado una cultura de negación y lealtad que hace casi imposible corregir los errores o exigir responsabilidades.