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No nos equivoquemos; la Revolución Americana no se luchó para obtener la libertad, sino para preservar las libertades que los estadounidenses ya tenían como coloniales. La independencia no fue un objetivo consciente, alimentado en secreto en el sótano o en la selva por conspiradores barbudos, sino un último recurso a regañadientes, para preservar "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".