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Fue él quien me inculcó, una y otra vez, la necesidad de cantar como la naturaleza manda, y -recuerdo- me advertía constantemente: no dejes que el público sepa que trabajas. Así que fui poco a poco. Nunca forcé la voz.
Fue él quien me inculcó, una y otra vez, la necesidad de cantar como la naturaleza manda, y -recuerdo- me advertía constantemente: no dejes que el público sepa que trabajas. Así que fui poco a poco. Nunca forcé la voz.