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Espero que ayude a los músicos a confiar en nuestras propias costumbres y a no tenerles miedo, como demostró Bernstein: cosas como los hoe-downs, las canciones de violín, el arte de la improvisación, la tradición funeraria de Nueva Orleans, los cantos de llamada y respuesta de las iglesias y el hecho de que el blues lo atraviesa todo. Y en nuestra relación con la música europea, en que no tenemos que imitarla, es parte de nosotros, inseparable.