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Admiro a las personas aptas para la vida contemplativa. Pueden sentarse dentro de sí mismas como miel en un tarro y simplemente ser. Es maravilloso tener a alguien así cerca, siempre sientes que puedes contar con él. Puedes irte y volver, puedes cambiar de opinión y de peinado y de política, y cuando terminas de hacer todas esas cosas molestas, miras a tu alrededor y ahí están, tal como eran, simplemente siendo.