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La verdadera reflexión me presenta ante mí mismo no como una subjetividad ociosa e inaccesible, sino como idéntico a mi presencia en el mundo y ante los demás, tal como ahora me doy cuenta de ello: Soy todo lo que veo, soy un campo intersubjetivo, no a pesar de mi cuerpo y mi situación histórica, sino, por el contrario, siendo este cuerpo y esta situación, y a través de ellos, todo lo demás.