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Mentir aumenta las facultades creativas, expande el ego, disminuye la fricción de los contactos sociales. . . . Sólo en la mentira, dicha de todo corazón y con valentía, alcanza la naturaleza humana, a través de la palabra y el discurso, la templanza, la nobleza, el romanticismo, el idealismo, que -siendo lo que es- no alcanza ni de hecho ni de obra.