¡Patriotismo! Se utiliza para definir tantas diversidades, para justificar tantos agravios, para perseguir tantos fines, que su vida se extingue; se convierte en una palabra muerta en el vocabulario, una ficha en blanco, que se traslada a cualquier parte del juego; Y esa bandera que, flameando desde el mástil de nuestra nave del Estado, rayada con sangre de mártir y reluciente con las estrellas de la elevada promesa, debería indicar siempre nuestra misión mundial y los gloriosos destinos que llevamos adelante, es agitada en cada escaramuza egoísta y enarbolada como el símbolo de cada corsario político.