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Las campañas políticas se convierten deliberadamente en orgías emocionales que intentan distraer la atención de los verdaderos problemas, y paralizan la escasa capacidad de razonamiento que el ser humano puede reunir normalmente.
Las campañas políticas se convierten deliberadamente en orgías emocionales que intentan distraer la atención de los verdaderos problemas, y paralizan la escasa capacidad de razonamiento que el ser humano puede reunir normalmente.