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Tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos. Ése es el obstáculo. Experimentar lo más íntimo de nuestra existencia es muy embarazoso para mucha gente. Muchos recurren a algo que esperan que les libere sin tener que enfrentarse a sí mismos. Eso es imposible. No podemos hacerlo. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos. Tenemos que ver nuestras tripas, nuestros excrementos, nuestras partes más indeseables. Tenemos que verlas. Esa es la base del guerrero, básicamente hablando. Sea lo que sea, tenemos que afrontarlo, mirarlo, estudiarlo, trabajar con ello y practicar la meditación con ello.