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Como especie, no sólo estamos predispuestos a elegir el hoy antes que el mañana, sino que odiamos sentir que estamos perdiendo algo. En resumidas cuentas, si sentimos que estamos perdiendo algo, lo evitamos, no lo hacemos. Por eso mucha gente no ahorra ni invierte. Ahorrar suena a que estás renunciando a algo, a que estás perdiendo algo hoy. Pero no es así.