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La Seguridad Social es una promesa solemne a los kupuna como mi madre, de 88 años, de que pueden confiar en la jubilación que se han ganado. Aunque me alegra ver que nuestros mayores reciben un aumento por segundo año consecutivo, me gustaría que el ajuste del coste de la vida fuera mayor. Sin embargo, cada pequeña ayuda marca la diferencia en estos tiempos de dificultades económicas.