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La justicia en el individuo se define ahora de forma análoga a la justicia en el Estado. El individuo es sabio y valiente en virtud de su razón y espíritu respectivamente: es disciplinado cuando el espíritu y el apetito están en adecuada subordinación a la razón. Es justo en virtud de la armonía que existe cuando los tres elementos de la mente desempeñan su función adecuada y logran así su realización apropiada; es injusto cuando no existe tal armonía.