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Nuestra credulidad es mayor en las cosas que menos conocemos. Y como somos los que menos sabemos de nosotros mismos, estamos dispuestos a creer todo lo que se dice de nosotros. De ahí el misterioso poder tanto de la adulación como de la calumnia.
Nuestra credulidad es mayor en las cosas que menos conocemos. Y como somos los que menos sabemos de nosotros mismos, estamos dispuestos a creer todo lo que se dice de nosotros. De ahí el misterioso poder tanto de la adulación como de la calumnia.