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Yo diría que la experiencia especial de la política bélica estadounidense en los últimos 40 años, desde Vietnam en adelante, es que la propia guerra se convirtió en objeto de controversia en el país y que lo más importante que necesitamos en la situación actual es, independientemente de los desacuerdos que pueda haber sobre las tácticas, que la legitimidad de la propia guerra no se convierta en objeto de controversia. Tenemos que partir de la base, obviamente, de que cualquiera que sea la administración que está llevando a cabo una guerra quiere ponerle fin.