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Descanso suficiente para el hombre individual, demasiado y demasiado pronto, y lo llamamos muerte. Pero para el hombre, no hay descanso ni final. Debe continuar, conquista más allá de la conquista. Primero este pequeño planeta y todos sus vientos y caminos, y luego todas las leyes de la mente y la materia que lo restringen. Luego los planetas a su alrededor y, por último, a través de las inmensidades hasta las estrellas. Y cuando haya conquistado todo el espacio profundo y todos los misterios del tiempo, seguirá siendo el principio.