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Su corazón [de Elías] empezaba a dar señales de alarma; estaba disfrutando de estar al lado de esta mujer. El amor podía ser una experiencia más aterradora que estar ante el soldado de Ajab con una flecha apuntándole al corazón; si la flecha le hubiera alcanzado, estaría muerto -y el resto dependía de Dios. Pero si le alcanzaba el amor, sólo él tendría que responsabilizarse de las consecuencias.