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Durante el año 1957, experimenté, por la gracia de Dios, un despertar espiritual que me conduciría a una vida más rica, plena y productiva. En aquel momento, en agradecimiento, pedí humildemente que se me concedieran los medios y el privilegio de hacer felices a los demás a través de la música. Siento que esto me ha sido concedido por Su gracia. ALABADO SEA DIOS.