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  • Cómo podemos tú y yo realmente esperar deslizarnos ingenuamente por la vida, como diciendo: 'Señor, dame experiencia, pero no pena, no dolor, no oposición, no traición, y ciertamente no ser abandonado. Aleja de mí, Señor, todas esas experiencias que te han convertido en lo que eres. Entonces, ¡permíteme venir y morar contigo y compartir plenamente tu alegría!