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Los padres deben llevar la luz y la verdad a sus hogares mediante una oración familiar, una sesión de estudio de las Escrituras, una velada familiar en casa, un libro leído en voz alta, una canción y una comida familiar cada vez. Saben que la influencia de una paternidad recta, concienzuda, persistente y diaria es una de las fuerzas más poderosas y sostenedoras del bien en el mundo. La salud de cualquier sociedad, la felicidad de su gente, su prosperidad y su paz encuentran raíces comunes en la enseñanza de los niños en el hogar.