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Si quieren tener el espíritu del evangelio en su hogar, apoyen el programa misionero. Preparen a sus hijos e hijas a través de sus noches de hogar; a través de dar el ejemplo apropiado en sus hogares. Prepárense para enviarlos al campo misionero. Estos jóvenes hijos e hijas bendecirán sus nombres para siempre si ustedes ayudan a hacerlo posible a través de su entrenamiento y su ejemplo y su disposición a sacrificar sólo un poco, si pueden llamarlo sacrificio, para verlos ir al campo misionero.