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  • Todo niño que, en lugar de nacer, es condenado injustamente a ser abortado, lleva el rostro de Jesucristo, lleva el rostro del Señor, que incluso antes de nacer, y justo después de nacer, experimentó el rechazo del mundo. Y cada anciano... aunque esté enfermo o al final de sus días, lleva el rostro de Cristo. No se les puede descartar, como sugiere la "cultura del desecho".

    Pope Francis (2017). “Embracing the Way of Jesus: Reflections from Pope Francis on Living Our Faith”, p.77, Loyola Press