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La pobreza en Occidente es una pobreza diferente: no es sólo una pobreza de soledad, sino también de espiritualidad. Hay hambre de amor, como hay hambre de Dios.
La pobreza en Occidente es una pobreza diferente: no es sólo una pobreza de soledad, sino también de espiritualidad. Hay hambre de amor, como hay hambre de Dios.