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Debemos expropiar suavemente la propiedad privada del Estado que nos ha sido asignada. Intentaremos animar a la población sin dinero a cruzar la frontera procurándole empleo en los países de tránsito, mientras le negamos empleo en nuestro país. Los propietarios se pasarán a nuestro lado. Tanto el proceso de expropiación como el traslado de los pobres deben llevarse a cabo con discreción y circunspección. Que los propietarios de los bienes inmuebles crean que nos están engañando, vendiéndonos cosas por más de lo que valen. Pero no vamos a venderles nada a cambio.