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  • Por mucha fe para obedecer a Dios que tengamos ahora, necesitaremos fortalecerla continuamente y mantenerla renovada constantemente. Podemos hacerlo decidiendo ahora ser más prontos para obedecer y más decididos para resistir. Aprender a empezar pronto y a ser constantes son las claves de la preparación espiritual. La dilación y la inconsistencia son sus enemigos mortales.