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  • Cada oración familiar, cada episodio de estudio de las Escrituras en familia y cada velada familiar en casa es una pincelada en el lienzo de nuestras almas. Puede que ningún acontecimiento parezca muy impresionante o memorable. Pero al igual que las pinceladas amarillas, doradas y marrones se complementan entre sí y producen una obra maestra impresionante, nuestra constancia en hacer cosas aparentemente pequeñas puede conducir a resultados espirituales significativos.